En el cuerpo de Juan Gabriel Espinel se reflejan las cicatrices de un accidente atroz. Y es que desde niño la vida parece haberle dado la espalda y dejarlo solo, sometido a la suerte.
Al no tener un sitio estable para fijar las dos sillas de ruedas, al profesor Giovanny Gil se le ocurrió la idea hacer dos estructuras en madera para que sus deportistas practicaran la esgrima paralímpica.