Devanis Crespo: la inspiración de un goleador

Cartagena, 7 de diciembre de 2019. En punta de la selección de fútbol auditivo del Atlántico se para un jugador con el dorsal número siete: Devanis Rafael Crespo Carrillo. Es un futbolista a quien el balón lo busca, lo reconoce. En el pecho de su pie, descansa y se hamaca. Cuando corre parece volar. Su técnica roba miradas, abre bocas y marca diferencia. 

El deporte marcó su vida, la cambió por completo. Es una persona oyente, de pequeño era retraído y nada parecía animarlo hasta que el fútbol apareció en su vida a los 10 años. Devanis Crespo se encontraba en un grupo para ser más sociable y fue allí cuando esta disciplina le dio el primer guiño. Le llamó tanto la atención, que buscó una escuela para practicarlo.

A pesar de que el lugar donde dio sus primeros pasos en el balompié era con personas que tenían la capacidad de escuchar, su técnica llamó la atención del entrenador, abrió sus ojos, lo impactó. No obstante, con el paso de los años se dio cuenta de que existía un grupo de sordos, así que se contactó con ellos, lo que hizo que sus posibilidades hacia este deporte se abrieran mucho más.

“Gracias a esta experiencia logré coger mucha más habilidad”, destaca en la lengua de señas. En su natal Soledad (Atlántico) tierra de grandes futbolistas como Arturo Segovia, Luis Muriel o Fernando Fiorillo, entre otros, conoció a Ronaldo, quien se convirtió en el entrenador que se encargó de guiarlo, quien le explicó las normas básicas, que el fútbol va más allá de un balón.

Así mismo, su familia ha sido un soporte fundamental en su vida. “Ellos siempre han estado allí, me apoyan en todo lo que tiene que ver con el fútbol. Mi papá, mi mamá, mi abuela… todos. Ellos saben que es el deporte que me ha llevado a surgir, a ser quien soy, que es la disciplina que amo”, resalta con una sonrisa después de que su selección se clasificara a la final de los V Juegos Paranacionales, Bolívar 2019.

Además de Floralba Carrillo, su mamá, su papá Devanis y sus dos hermanos, Cristopher, su hijo, es su inspiración. Tiene cuatro años y a él quiere dejarle la enseñanza de que cualquier cosa es posible, sin importar qué tan grande se vea lo que se anhela. Si existe disciplina, deseo, entrega, todas las metas son alcanzables: “Si existe una discapacidad es solo física, mentalmente uno tiene la capacidad de sobreponerse a todo”, destaca.

Hoy por hoy, con 26 años cumple un sueño: jugar una final con Atlántico en los Juegos Paranacionales. La clasificación la lograron después de que su equipo venciera en la definición desde el punto penal a los locales, Bolívar. Para él fue un partido de ensueño, porque en sus inicios en este deporte jugó una final contra este departamento y la había perdido. Sabía lo complicado que era, pero el esfuerzo y el optimismo fueron vitales para que su selección alzara los brazos al final de este compromiso.    


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